“Todos los personajes de la tragedia deben ser representados por actores de la raza negra, aunque esto no signifique que no pueda ser, eventualmente, representada por actores blancos.”
Orfeo en el teatro
Desde 1942, la idea de transponer el mito griego de Orfeo al escenario de una “favela” carioca hacía nido en Vinícius de Moraes. A lo largo de ese mismo año, el poeta norteamericano Waldo Frank visitaba Brasil, y Vinícius fue elegido como el responsable por ciceronearlo por el país.
Sus incursiones por el mundo de las favelas, por los centros de candomblé, por la zona del Mangue y por las escuelas de samba de la ciudad zambulleron al poeta en una realidad afrobrasileña que no había vivido hasta ese entonces. Así fue cuando, según él mismo, empezó el acercamiento entre los negros cariocas, habitantes de las favelas, y los griegos heroicos y trágicos de los tiempos míticos.
Ese mismo año, Vinícius estaba pasando algunos dias en la casa de su gran amigo Carlos Leão, ubicada en Niterói, más precisamente en el Morro do Cavalão. Allí fue donde, al leer un libro sobre mitología griega mientras oía, a lo lejos, el sonido de una percusión en ritmo de “batucada” proveniente de una favela cercana, cuando el poeta vislumbró el mito entre escuelas de samba. En aquel momento, nacía el primer acto de su tragedia carioca.
El 25 de septiembre de 1956, la obra finalmente se estrena en el Teatro Municipal de Río de Janeiro. Entre idas y vueltas de París, Vinícius consigue reclutar para su montaje a grandes nombres de la cultura brasileña de entonces: Óscar Niemeyer realizó los escenarios, Carlos Scliar y Djanira hicieron los carteles, y el Teatro Experimental do Negro, de Abdias Nascimento, “proveyó” a los actores para el elenco, como el mismo Abdias, además de Haroldo Costa, Ademar Pereira da Silva y Ruth de Souza, entre otros. Por primera vez en la historia del Teatro Municipal, actores negros subían al escenario.
Orfeo por Ventura
Orfeo por Djanira
Orfeo por Scliar